Esther Estrada Avalos

Nos reunimos para darle el último adiós a nuestra querida Esther Estrada Ávalos. Con gran tristeza, la familia Estrada-Ávalos anuncia el fallecimiento de su adorada Esther, quien falleció el 2 de marzo de 2025. Nacida el 27 de julio de 1944 en Zacatecas, México, Esther inmigró a la ciudad de Hawaiian Gardens, California, en 1974, embarazada de gemelas. Esther es recordada por su dulce presencia en nuestras vidas, siempre dispuesta a ayudar y cuidar a los demás, y por su sonrisa, que irradiaba paz y consuelo. Con gran tristeza, nos despedimos de Esther, quien falleció a los 80 años debido a un corazón partido.

La segunda de seis hermanas y un hermano, Esther provenía de una familia unida y solidaria. Se casó con su esposo, Francisco Ávalos Franco, y formaron su propia familia el 30 de agosto de 1960. Fue madre de siete hijos amados. Le sobreviven cinco hermanas, cinco hijos, 19 nietos y 22 bisnietos. Esther transmitió a su familia los valores del amor, la importancia de la familia unida y la fe en Dios. Fue niñera de sus bisnietos hasta los 73 años.

Conocida como una señora tímida pero cariñosa y desinteresada, Esther tenía un carácter tranquilo y gentil. Su familia la recuerda por ser una matriarca muy trabajadora y proveedora. Trabajó en la lavandería de un hospital durante más de 30 años, recibiendo varios reconocimientos por su fuerte ética de trabajo. Nunca faltó a su trabajo, ni siquiera estando enferma o cansada. Se despertaba a las 3 de la mañana para asegurarse de llegar a tiempo. Finalmente, fue jubilada a los 72 años, mereciendo su descanso y relajación.

La comunidad recuerda a Esther por su hermoso modo de ser: una señora amable, con mucho orgullo por su apariencia. Siempre la veían con lápiz labial rojo, faldas y medias. Su color preferido era el azul rey. Esther fue reconocida por su habilidad en la cocina, especialmente por su menudo, salsa de chile y arroz. En su tiempo libre, disfrutaba pasar tiempo con su familia, ir de compras, tomarse una taza de café sabroso y viajar a su querido Valparaíso, Zacatecas, regresando con sus maletas llenas de queso y pan.

La presencia de Esther Estrada Ávalos en nuestras vidas es insustituible. Su amor y su forma de querer permanecerán en nuestros corazones para siempre. Fue una mujer fuerte que se doblaba, pero no se quebraba. Después de muchos años de luchar y triunfar en las batallas de la vida,  Esther merece descansar junto a nuestro Padre Dios y reunirse con sus padres y sus hijos queridos. Que en paz descanse.